Ayer estaba prevista la jornada probablemente más floja de la convención demócrata. Junto al discurso de la aspirante a primera dama, Jill Biden, una tradición en las convenciones para acercar al votante con la intimidad familiar del candidato, se esperaban los discursos de dos expresidentes: uno casi olvidado, Jimmy Carter, y otro que muchos demócratas prefieren ahora olvidar, Bill Clinton. La derrota de su mujer, Hillary Clinton, en 2016 frente a Donald Trump y su amistad con el desparecido financiero Jeffrey Epstein, acusado de abuso y tráfico de menores, han deteriorado la imagen de un presidente que fue muy popular.
Los pesos pesados, más allá de la de Joe Biden, que cierra hoy la convención, llegarán esta noche, en la madrugada del jueves en España. El más esperado, Barack Obama, el último presidente demócrata y la figura más influyente y respetada del partido. El que fuera su vicepresidente y ahora candidato a la Casa Blanca necesita un espaldarazo de Obama que le ayude a rearmar la coalición con la que ganaron las elecciones de 2008 y 2012, que incluyó a los progresistas, tendió la mano a moderados e independientes y llevó a las urnas a las minorías raciales.
Obama se mueve como nadie en el terreno de la retórica y las convenciones son su especialidad. El discurso que pronunció en la de 2004, cuando apenas llevaba unos meses como senador por Illinois, le convirtió en la gran promesa del partido. El de 2008, en la aceptación de su nominación a la presidencia, fue el trampolín en la recta final de la campaña.
Más allá de Obama, el protagonismo será de las mujeres. Aparecerá Hillary Clinton, que no logró en 2016 convertirse en la primera presidenta del país, a pesar de conseguir casi tres millones de votos más que Donald Trump. También Elizabeth Warren, la senadora izquierdista que amenazó con arrebatarle la candidatura a Biden en las primarias. Y Nancy Pelosi, el látigo de Trump desde enero de 2019 como líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes. Pero, sobre todo, Kamala Harris, la aspirante a vicepresidenta, que hablará justo antes que Obama. Su elección, anunciada la semana pasada, encaja con la búsqueda de esa coalición: es una moderada que se ha escorado hacia la izquierda durante las primarias y que buscará animar el voto de minorías que no fue a las urnas en 2016. Pero también tendrá que sumar energía e ilusión a un Biden desaparecido de la campaña por el Covid-19.
Tomado de https://www.abc.es
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