El arranque de la convención demócrata fue un ejercicio de contraste entre la campaña de Joe Biden y la de Donald Trump. El presidente busca dejar en evidencia al evento virtual de sus rivales, sin la energía de los seguidores, y se ha ido de gira por estados clave, donde está celebrando mítines con sus bases. Mientras los demócratas encadenan vídeos pregrabados y conectan por vídeo con votantes que aplauden de forma incómoda desde sus casas, Trump ha optado por el contacto directo con los votantes, uno de los ingredientes de su éxito en 2016, a pesar de las limitaciones de la pandemia. Al mismo tiempo, ha desplegado una ambiciosa campaña digital de anuncios en YouTube y en varios grandes medios estadounidenses.
El lunes, visitó Minnesota y Wisconsin, en dos mítines con apenas dos centenares de seguidores, celebrados desde las pistas de dos aeropuertos regionales. Suficiente para que se oyeran las ovaciones de la parroquia y gritos de «¡cuatro años más!», en referencia a un segundo mandato. Trump aseguró que incluso iría a por un tercer mandato, a por otros cuatro años, algo que solo ha ocurrido en EE.UU. en una ocasión, con la tercera elección de Franklin Delano Roosevelt en medio de la Segunda Guerra Mundial.
Ayer se pasó por Iowa, un estado con fuertes destrozos por una tormenta, y Arizona, otra de las claves de la elección, y que los demócratas buscan recuperar en noviembre, después de que haya sido uno de los estados más afectados por la pandemia de Covid-19 este verano.
Trump busca mostrar las diferencias en la atmósfera de su campaña, pero también el tono. El lunes apretó el acelerador de los ataques contra Biden, al que calificó de «marioneta de los extremistas de izquierda» y le acusó de querer «borrar las fronteras, eliminar la policía, adoctrinar a nuestros niños, atacar a nuestros héroes y remplazar la libertad america con fascismo de izquierdas».
En Minnesota, el escenario de algunas de las protestas más violentas tras la muerte a finales de mayos en su principal ciudad, Mineápolis, de George Floyd, el último episodio de los abusos policiales contra la minoría negra, aseguró que devolverá «la ley y el orden a vuestra comunidad». También dijo que «la única manera de que perdamos estas elecciones es con amaños», a pesar de que su rival le saca nueve puntos en las encuestas, según el acumulado de encuestas de «RealClearPoitics».
Su presencia en Wisconsin también fue simbólica. Es en la principal ciudad de este estado, Milwaukee, donde se celebra la convención demócrata y a donde Joe Biden no acudirá por el Covid-19.
«Que le pregunten a la familia de Herman Cain», reaccionó el presidente de la Convención Nacional Demócrata, Tom Pérez, sobre los mítines con público de Trump de esta semana. Cain, un veterano republicano y excandidato a la presidencia de EE.UU., falleció el mes pasado por el coronavirus. Cain acudió al mitin de Trump el 20 junio en Tulsa (Oklahoma), el primero del presidente durante la pandemia, y criticado por el incipiente repunte de casos en el país. Los críticos con Trump han defendido que Cain se contagió en aquella cita electoral, aunque no hay pruebas al respecto.
Tomado de https://www.abc.es
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